lunes, 27 de diciembre de 2010

EL OTRO MARGEN 2



En el IX Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo, llevado a cabo en la ciudad de San Pedro de Lloc -La Libertad- noviembre de 2010, se presentó el segundo volumen de El Otro Margen. Importante libro que reúne las principales ponencias y ensayos presentados en el VIII Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo que se realizó en la ciudad de Huamachuco en el mes de octubre del año 2009.
La presentación estuvo a cargo de Javier Garvich y Luis Flores, quienes destacaron el esfuerzo y contribución de todos los participantes a ese evento y al Gremio de Escritores del Perú por la organización. Asimismo resaltaron la calidad y el nivel de las ponencias que son un aporte a la cultura y las letras peruanas y desde una perspectiva opuesta y en contradicción a la visión oficial y los cánones académicos que obedecen a los designios del Estado peruano y sus gobernantes.
En el libro mencionado se encuentra la ponencia con la cual participó el Grupo Literario Nueva Crónica: LAS RESPONSABILIDADES DE LOS ESCRITORES DEL PUEBLO.



Javier Garvich (Lima)/ Luis Flores Prado (Huamachuco)

ALGO MÁS SOBRE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS


En una de las actividades por el Centenario de Francisco Izquierdo se nos alcanzó a todos los asistentes el siguiente testimonio que nos parece pertinente compartirlo con todos nuestros lectores.

HOMENAJE AL INSIGNE MAESTRO Y ESCRITOR

FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS
1910 – 1981

Inauguración solemne del Colegio Nacional que lleva su nombre

“Que, es función del Ministerio del Ramo, laurear a los personajes ilustres ya fallecidos, que hayan contribuido al desarrollo y progreso de la Educación, Ciencias y Cultura del Païs.– Estando a lo informado por la Unidad de Desarrollo Institucional; y de conformidad con lo dispuesto por la R.S. Nº 008-76-ED, D.S. Nº 001-82-ED, Ley Nº 23384, Art. 64º y D.S. Nº 047-82-ED.– SE RESUELVE: 1º DESIGNAR con el nombre de “FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS” al Colegio N 5022 del ámbito del NEC-02/DEC, jurisdicción del Callao. 21 de abril de 1983”.

FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS, MAESTRO Y ESCRITOR

            Francisco Izquierdo Ríos nació en Saposoa, apacible y soledoso pueblo de la Ceja de Selva del Departamento de San Martín, el 29 de agosto de 1910.
            Fue maestro y escritor de acendrada vocación. Como tal, trabajó en las tres regiones geográficas del país, compenetrándose de la múltiple y compleja realidad nacional que marcó definitivamente su obra de forjador de conciencias y de creador de universos literarios donde los personajes son raigalmente telúricos, en la medida humana del propio escritor.
            Arraigado con la misma fuerza que su vocación literaria a su condición de maestro, consubstancial al magisterio creativo, residió durante 40 años en Bellavista, Callao, mirando al mar con la nostalgia honda de su Amazonía. Aquí, en Bellavista fue a lo largo de 20 años Director del Colegio Nocturno para adultos “Patricio Sabogal” de La Perla.
            Dedicó también muchos años de su vida a la administración pública, en el ramo educativo, desempeñándose como Jefe de la Sección de Folklore del Ministerio –sección que él creó– y que bajo su impulso y su compromiso con la cultura popular recogió el valioso legado del saber del pueblo de las tres regiones del país, movilizando con su inquebrantable optimismo a alumnos y maestros de todo el territorio nacional. Fruto de esta cruzada en la búsqueda de nuestras fuentes y raíces es el hermoso libro titulado Mitos, leyendas y cuentos peruanos.
            Fue también fundador de la Casa de la Cultura del Perú y su Jefe de Publicaciones, animando las revistas “Cultura y Pueblo” y “Revista Peruana de Cultura” que, en su momento, marcaron una perspectiva y un enfoque de búsqueda de nuestra identidad nacional. Asimismo, desempeñó el cargo de Director de la Editorial del Instituto Nacional de Cultura, hasta 1973, año en que cesó con más de cuarenta años de servicio al Estado.
            Ocupó la Presidencia de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas ¿ANEA?, institución a la que supo infundir nuevos brios y una decidida opción de compromiso por una cultura auténticamente popular y nacional.
            Francisco Izqui9erdo Ríos también fue periodista sagaz y enterado que utilizó esta poderosa arma notablemente, al servicio de sus ideales.
            La obra literaria de Francisco Izquierdo Ríos es vasta, densa y caudalosa como los ríos de su Selva y ha sido reconocida con múltiples distinciones y premios tanto en el país y el extranjero.
            Fue destacado propulsor de la literatura infantil con motivos peruanos, preocupándose profundamente por nuestros niños y dedicándoles bellísimas páginas que ya se encuentran en importantes antologías. Destacan sus novelas: Días Oscuros, traducida al portugués, Mateo Paiva, el Maestro, Belén, Gregorillo; los libros de cuentos: El árbol blanco, con el que obtuvo el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en 1963; El colibrí con cola de pavo real; las novelas cortas: Muyuna, Gavicho, premiada por la Editorial Doncel, Madrid, España; los volúmenes de cuentos: Sinti, el viborero, Cuentos de Adán Torres, Voyá, En la tierra de los árboles; Mi aldea, poemas; y los ensayos: La literatura infantil en el Perú, César Vallejo y su tierra, y Pueblo y Bosque.
            Este hombre de modales poco convencionales, tenía la sencillez de un niño que atesora la vida en su expresión más simple. Por eso mismo era modesto y sencillo y sin límites como en el trabajo al que se entregaba con pasión. Un hombre así, tenía que hacer del amistad un culto  y de la fraternidad una fe. De ahí que su vida fue un inmenso árbol que cobijó a sus amigos, cuyas penas y alegrías compartió ardientemente.
            Un maestro, un escritor, un hombre así, no puede morir. Porque como dice el poeta, Francisco Izquierdo Ríos “sólo se ha transformado”.

Olga López de Izquierdo

Bellavista, Julio de 1983

martes, 14 de diciembre de 2010

CIENCIA






ACERCA DE LA CONTRADICCIÓN EN EL MEGACOSMOS


El cosmos, el mismo para todos, no ha sido creado ni por los dioses ni por los hombres sino que siempre fue, es y será fuego viviente, que se enciende según medidas y se extingue según medidas.
                                                 Heráclito

La forma fundamental de todo movimiento es (…) la aproximación o el alejamiento, la contracción o la expansión; en una palabra, la vieja contradicción polar de atracción y repulsión.
                                                 F. Engels 

Desde el momento en que la producción generó excedente, hubo quienes se apartaron de ella para dedicarse a la observación de la naturaleza en función de satisfacer ciertas necesidades sociales, y dieron o encontraron  alguna explicación de la naturaleza y la sociedad a través de la teoría “pura”, de la teología “pura”, de la filosofía y la moral “pura”.
Después de un largo proceso, surge la filosofía en Mileto, Grecia, en el siglo VI a.n.e., como materialismo y dialéctica. La respuesta de las clases opuestas al desarrollo social no se dejó esperar, y establecieron una filosofía idealista y metafísica.
Como ejemplo significativo de lo primero, quisiéramos señalar las formulaciones de Anaximandro, uno de los tres primeros filósofos materialistas, las que constituyen la base de su cosmología, de la comprensión del universo como un todo. Éste sostiene: Todas las cosas  poseen origen común, esto es, el universo ha evolucionado a partir de una masa única indiferenciada; todas las cosas se hallan en continuo movimiento; el desarrollo consiste en un conflicto de opuestos.
Por otra parte, entre los filósofos idealistas destaca Aristóteles. Quién sostiene, en relación al tema que nos interesas en esta oportunidad, que las cosas se encuentran en estado de reposo y que sólo se mueven por acción de una fuerza externa; de esta manera, considera que el universo es inmutable y que su movimiento es producto de un “Primer Motor” que lo puso en marcha, que lo sacó del reposo absoluto.
La concepción aristotélica del universo se impuso por largo tiempo, porque tenía una clara consecuencia en el ordenamiento de la sociedad, considerada tan inmutable como la Tierra y el universo. La misma sabiduría que había creado el mundo, había dispuesto la existencia de reyes, de nobles y de hombres de mando; y quien no gozara de la gracia divina, consecuentemente debía someterse y vivir como esclavos o siervos, al servicio de los amos.
Desde el surgimiento de la filosofía han transcurrido más de dos mil quinientos años, lapso en el que se han descubierto numerosos hechos materiales explicados por la ciencia, que han confirmado ciertas verdades establecidas por los filósofos materialistas griegos producto de la observación, y ahora quedan asentadas sobre la base sólida de la prueba experimental. Pese a esta realidad contundente, y como no podía ser de otra manera, las clases dominantes sostienen la supuesta caducidad o muerte del materialismo dialéctico, cuya ley fundamental única es la contradicción. Razón más que suficiente para asumir la defensa de la concepción científica del proletariado, también en el terreno de la ciencia, concientes de las repercusiones que tiene en la lucha social, en al confrontación entre poseedores y desposeídos.
Planteadas estas ideas como marco, pasamos a ver cómo se expresa la ley de la contradicción en el megacosmos, es decir, a nivel de las estrellas, de las galaxias y del conjunto del universo observable.

La gravedad newtoniana y la contradicción

La concepción metafísica aristotélica sobre el cosmos, asumida por la Iglesia católica, recibe un golpe contundente con los descubrimientos de Galileo, que ponen en evidencia que la tierra y el universo están en movimiento. Luego, la síntesis realizada por Newton, en base al trabajo previo de varios investigadores, constituye un salto importante en el conocimiento de algunas formas del movimiento de la materia. Así, con la formulación de la ley de la gravitación universal se desarrolla la comprensión de la mecánica terrestre y celeste. En relación al tema que tratamos, con esta ley se comprende el movimiento de los planetas del sistema solar.
Y, ¿cómo se expresa la contradicción en el  sistema solar? La gravedad es una fuerza atractiva, que se manifiesta en la  interacción del Sol y los planetas que orbitan a su alrededor. Siendo así, ¿por qué los planetas no caen en el Sol, que tiene una masa inmensamente mayor? Porque  existe una fuerza tangencial que impulsa a los planetas, y aparece, en forma transferida, como un residuo de la originaria repulsión de las distintas partículas de la nebulosa de la que provienen. De esta manera, el proceso de existencia del sistema solar se comprende como la acción conjunta de atracción y repulsión.
Debido a que la gravedad se manifiesta en la interacción de todos los objetos materiales, Newton comprendió que las estrellas se atraen entre ellas. De manera que la conclusión lógica es que éstas deberían concentrarse. Salvo que exista una fuerza contraria que lo impida.
Pero, ¿cuál sería esa fuerza? Newton, por su creencia religiosa, concebía un universo estático e inmutable; por lo que propuso, como una posibilidad, que la gravedad a grandes distancias fuera repulsiva y, por tanto, la responsable de equilibrarse con la atracción. También ensayó otra respuesta: que las estrellas no se concentraban porque el universo no tiene un centro hacia el que confluyeran. El físico Olbers le salió al frente y demostró que, de mantenerse estático el universo y pese a no tener un centro, las estrellas terminarían por concentrarse. Sin embargo, el hecho objetivo era que no se concentraban. Entonces, ¿cuál era la fuerza que lo impedía? La respuesta precisa vendría posteriormente.
Kant cuestionó el sistema solar estable de Newton, y su eterna permanencia después del “primer impulso”, y formuló la hipótesis consistente en que el Sol y los planetas se formaron a partir de una masa nebulosa en rotación; por tanto, el sistema solar había seguido un proceso de formación en el transcurso del tiempo. Además, con esta hipótesis se explicaba el origen de la fuerza tangencial de los planetas, como ya dijimos, como un residuo de la originaria repulsión de las partículas de la nebulosa en rotación. De esta manera, Kant abrió una brecha en la concepción inmutable de la naturaleza y eliminó el “impulso inicial” que aceptaba aún Newton.
Descubrimientos científicos posteriores dieron el triunfo a la teoría de la nebulosa de Kant, cuya validez se hizo extensiva a la formación de las galaxias y al universo observable. Y, para ser justos, recordemos que este pensamiento ya lo habían manifestado, de manera intuitiva, algunos filósofos materialistas griegos, como Anaximandro.

La contradicción en el proceso de las estrellas

El siglo XX ha sido pródigo en descubrimientos relacionados con el tema que nos ocupa: la radiactividad y la fusión y fisión nuclear; la mecánica cuántica; la teoría cinética del calor, que viene desde fines del siglo XIX; y los desarrollos tecnológicos potencian la capacidad de observación e investigación, descubriéndose millones de galaxias y cúmulos de galaxias en expansión, a los que se pueden escudriñar.
De manera que la teoría de la nebulosa de Kant (y Laplace) ha sido probada sólidamente por las observaciones astronómicas y el estudio científico del proceso de formación, desarrollo y “muerte” de las estrellas y galaxias. Asimismo, ha quedado probado, como dijera Engels en su Dialéctica de la Naturaleza, que los movimientos en el sol, y en cualquier estrella, “brotan exclusivamente del conflicto entre el calor y la gravedad”; conflicto que, en esencia, se manifiesta como la lucha entre la atracción (gravitatoria) y la repulsión (expresión del calor). De esta forma se concreta la contradicción en las estrellas.
Ahora precisemos. Las estrellas se formaron y se forman a partir de una nube giratoria de polvo y gases interestelares, principalmente hidrógeno y helio. Al contraerse la nube, debido a la gravedad, incrementa la velocidad con la que gira, como también incrementa los choques de los átomos que la componen. Este proceso de contracción o colapso gravitatorio continúa, hasta que el centro de la nube se calienta lo suficiente de manera que hace posible la fusión del hidrógeno, generando helio y una radiación que incrementa la presión de los gases. Este es el momento en que nace una estrella. Cuando la atracción gravitatoria se equilibra con la repulsión debida a las reacciones nucleares de fusión, el colapso gravitatorio se detiene y la estrella entra a su periodo de vida estable. Vemos, así, la contienda entre atracción y repulsión, como los dos aspectos de una contradicción.
Cuando el  hidrógeno central  ya se ha fusionado, formando helio, éste se convierte en combustible, y continúa una segunda etapa de reacciones de fusión. Este proceso genera carbono y nitrógeno, y, por un tiempo limitado, proporciona energía cinética que contrarresta el colapso gravitatorio. La  estrella, bajo la acción combinada de la fusión del hidrógeno en una delgada capa lejana del interior de la estrella, y la fusión del helio en el núcleo, entra en un proceso de desequilibrio, de modo que el exterior se expande y enfría; así, la estrella se convierte en una gigante roja.
Cuando el helio central se ha consumido casi por completo, el interior de la estrella continúa colapsando; esto incrementa la temperatura y genera un último periodo de reacciones nucleares, conteniendo el colapso gravitatorio y expandiendo la atmósfera estelar un poco más. La estrella, en su agonía de muerte, cuando ha fusionado silicio y formado un núcleo de hierro, entra a un desequilibrio sostenido, de expansión y contracción sucesivas, hasta producir una explosión de supernova.
La supernoma expulsa violentamente, hacia el gas interestelar, los átomos sintetizados en el interior de la estrella. Entre estos átomos se encuentran el carbono, oxígeno, magnesio silicio, azufre, etc., hasta el hierro. Estos elementos constituyen parte del material para el siguiente colapso de esta nube, de la que se formará una estrella de segunda generación y sus respectivos planetas.
Después de la explosión queda un núcleo. Lo que deriva de éste depende de la masa original de la estrella. Una estrella como el Sol culminará su proceso como una enana blanca; la que tenga una masa mayor al doble de la del Sol, devendrá en una estrella de neutrones; y una con masa mayor a cinco veces de la del sol, se transformara en un agujero negro.
De esta manera hemos visto cómo en el proceso de formación, desarrollo y "muerte” de una estrella está presente la contradicción  atracción-repulsión; y los cambios que sufre están regidos por la lucha entre los dos aspectos de esta contradicción.

La contradicción en las galaxias y cúmulos de galaxias.

Una galaxia está formada por miles de millones de estrellas, por nubes de gas en proceso de colapso, por sistemas planetarios y por materia oscura. Además, está constituida por un núcleo galáctico, una aglomeración  central masiva. Este núcleo gira como un cuerpo sólido, y alrededor de éste, el resto de la galaxia, cada vez más lento conforme se aleja de la región central, de modo similar a los planetas que orbitan en el Sol. La unidad de la galaxia se mantiene por la lucha entre la atracción gravitatoria de la materia que la conforma, y la repulsión transferida en la velocidad que las hace orbitar.
Pero, ¿cómo llegó a organizarse de esta manera la materia? El universo primitivo en expansión estaba constituido por hidrógeno y helio y lleno de radiación. Fue suficiente que existieran  pequeñas irregularidades en su distribución para que crecieran las irregularidades, debido a la atracción gravitatoria de la materia implicada. A medida que el colapso gravitatorio continuaba, las galaxias giraban cada vez más rápido, debido al incremento de la transferencia de la repulsión en fuerza centrífuga de la materia implicada. Y, ¿qué sucedía dentro de las galaxias en nacimiento? Había nubes mucho más pequeñas que experimentaban también el colapso gravitatorio, que condujeron al surgimiento de las estrellas, cuyo proceso ya vimos.
Existen galaxias de formas diferentes: espirales, elípticas, etc., que son determinadas por la relación de la gravedad-fuerza centrífuga (conservación del momento angular), es decir, en el fondo, por la relación que guardan los dos aspectos de la contradicción atracción-repulsión.
De esta manera, similar a las galaxias, los cúmulos y supercúmulos son el resultado de la atracción gravitatoria y del efecto repulsivo de la expansión originaria. Las galaxias recién formadas no se distribuyeron de manera completamente uniforme; por tanto, a medida que la expansión continuaba, las regiones más densas en galaxias sufrían  una desaceleración adicional, hasta que acabaron estando más próximas  entre sí  que la media, formando un cúmulo de galaxias. Sin embargo, estos cúmulos tienden a dispersarse debido a los movimientos aleatorios de las galaxias que la componen; esta tendencia destructora está compensada por la gravedad, la que, a su vez, causaría el colapso del cúmulo de no ser por los movimientos relativos de las galaxias. De esta manera, volvemos a encontrar, como era de esperarse, la acción decisiva de la ley de la contradicción, especificada como atracción  (gravitatoria)- repulsión (movimiento relativo de las galaxias).

La épica de la evolución cósmica

El estudio de las galaxias revela un orden en la organización de la materia  que la constituye, una jerarquía en la condensación a partir de la materia primigenia, conformando cúmulos de galaxias, galaxias, estrellas, planetas, y eventualmente vida e inteligencia capaz de comprender el proceso responsable de su origen. Sin embargo, este mismo estudio también nos muestra una violencia caótica, que el hombre, con seguridad, irá comprendiendo para potenciar su capacidad transformadora. Así, en nuestra galaxia, la Vía Láctea, dos enormes nubes de gas de hidrógeno, con  suficiente materia para miles de estrellas, la estremecen, al salir disparadas del núcleo galáctico, como si allí tuviese lugar de vez en cuando una explosión. También se ha descubierto que el núcleo galáctico es una fuente intensa de rayos gamma, lo cual concuerda con la idea de que contiene un agujero negro de gran masa. La Vía Láctea da una vuelta cada doscientos cincuenta millones de años; si nos fuera posible acelerar este movimiento, veríamos que nuestra galaxia es una entidad dinámica, casi orgánica, poseedora de automovimiento. Comportamiento que se observa, obviamente, en todas las galaxias.
El megacosmos aún encierra muchísimos secretos, como las infinitas formas cualitativas de la materia que nos son desconocidas. Existen algunos objetos que aún no los comprendemos suficientemente; como los quasars, que se encuentran a miles de millones de años luz de distancia, que tal vez sean las explosiones colosales de galaxias jóvenes.
En esta “épica cósmica” está presente la contradicción atracción-repulsión. Y, reiteramos, los descubrimientos científicos dan sustento a  las teorías de los materialistas dialécticos griegos, que fueron formuladas intuitivamente. Además, son prueba contundente de que  la única concepción que permite la profundización  del conocimiento, limpiando la mente de telarañas, es la materialista dialéctica contemporánea, correspondiente a la ciencia social más alta; la misma que no se queda en la comprensión de la realidad material y social, sino, principalmente, en su transformación, manejando las leyes que expresan objetivamente.

El big bang y la contradicción

Al tratar acerca del megacosmos, no podemos dejar de abordar el big bang. Y, en esta oportunidad, formularemos algunas hipótesis, a la luz de la contradicción, respecto a la gran explosión que probablemente se produjo en esta parte de la materia en que nos encontramos y que se conoce como universo observable. Insistimos, nos referimos sólo a una parte de la materia eterna e infinita.
La teoría del big bang la podemos formular, de forma bastante simplificada, de la siguiente manera: Hace unos quince mil millones de años, toda la materia presente actualmente en nuestro universo observable estaba concentrada, con una densidad muy elevada, en un volumen muy pequeño, a la que algunos físicos, como Sagan y Gamow, llaman “huevo cósmico”. Éste sufrió una poderosa explosión, de ahí la denominación “big bang”, y toda la materia componente entró en un proceso de expansión y enfriamiento, que observamos hasta hoy. Proceso en el que adquirió una compleja estructura de estrellas y galaxias que, como ya vimos, fue motorizado por la contradicción atracción (gravitatoria)-repulsión (energía cinética relacionada con la expansión de nuestro universo).
Pero, ¿cómo se expresó la contradicción atracción-repulsión en el momento del big bang? Empecemos señalando que los cosmólogos ya tienen una visión detallada del proceso seguido a partir de una pequeña fracción de segundo (10-43 de segundo) después de la gran explosión; sin embargo, la mayoría de ellos se niegan a analizar el instante de la explosión. Unos, por sus creencias religiosas, concuerdan con el papado e identifican este evento con la especulación religiosa de la creación, como se evidencian en las opiniones de Hawking  en su “Historia del tiempo”. Otros sostienen que el big bang es el momento de la creación de toda la materia y del espacio y tiempo, literalmente “de la nada”, tal como lo sostiene, por ejemplo, Paul Davies; si bien no mencionan expresamente la intervención de un dios, es clara su entraña creacionista convergente con la posición de los primeros. Mientras que otros científicos renuncian abordar el  problema tras posiciones neopositivistas; sostienen que, dado que desapareció toda la información anterior al big bang, no hay nada medible y, por tanto, no existe la necesidad de preguntarnos por lo anterior; de manera que, en la práctica, puede considerarse el big bang como el inicio  de todo lo existente. De esta manera, abonan a las posiciones idealistas, creacionistas que no caben en la ciencia, de ninguna manera. El desconocimiento de la ley que explique un fenómeno, nunca puede ser razón para que un científico introduzca entes ajenos a la realidad (como la idea de dios) en el estudio de la realidad material. Incluso en condiciones extremas, como las previas a la gran explosión, pueden haber leyes desconocidas para el hombre, o que la materia genere nuevas leyes en su proceso de desarrollo; pero, reiteramos, el desconocimiento nunca es argumento para introducir la idea de dios en el estudio científico de la realidad.
Entonces, ¿cuál es la respuesta a la pregunta que nos formulamos? Ante una situación como la planteada, es bueno recordar la lección que nos dejó la hipótesis de la nebulosa de Kant. Ésta encerraba la idea que sería el punto de partida de todo el progreso alcanzado posteriormente, especialmente en el siglo XX. Pero, en sus días, la hipótesis no fue asumida por los físicos, debido a los prejuicios que tenían éstos respecto a los planteamientos de los filósofos; de haberla tomado y extraído las conclusiones correspondientes, se habrían ahorrado interminables extravíos y cantidades inmensas de tiempo y esfuerzo malgastados en falsas direcciones.
Por esta razón, al analizar el big bang, consideramos imprescindible  tomar con suma seriedad lo establecido por Engels en su “Dialéctica de la naturaleza”:

Donde existe atracción, tiene que complementarla necesariamente la repulsión. De ahí que ya Hegel afirme con toda exactitud que la esencia de la materia es la atracción y la repulsión. Y, en efecto, va imponiéndose cada vez más la necesidad de comprender que la desintegración de la materia llega a un límite en que la atracción se trueca en repulsión y, a la inversa, la condensación de la materia repelida a otro  en que se convierta en atracción.
Entonces, a la luz de estos planteamientos, formulamos lo siguiente: En la situación previa al big bang, como todos los físicos sostienen, predominaba la atracción gravitatoria. Pero, preguntamos, ¿era la única forma de movimiento que se manifestaba? Si tomamos la ley de la contradicción, afirmamos que ésta tiene  dos aspectos indesligables y en lucha; y, como hemos afirmado reiteradamente, en el megacosmos, como en el universo, se concreta como atracción y repulsión. De manera que donde se manifiesta la atracción, también tiene que estar presente, necesariamente, la repulsión. Aunque predomine la primera, tiene que manifestarse actuante la segunda. Es lo que los físicos evidencian cuando  analizan el proceso que sigue al big bang; si bien prevalece la repulsión, también está presente la atracción gravitatoria que, a la postre, posibilitará, como ya vimos, el pronunciamiento de las irregularidades en la distribución de la  materia, que luego dieron origen a la actual estructura del universo observable
Por estas razones sostenemos que antes del big bang, junto a la atracción, también estaba presente la repulsión, en forma o formas determinadas que aún no podemos especificar. Es más, la misma gran explosión, el mismo big bang evidencia la extraordinaria magnitud de la lucha entre atracción y repulsión.
Asimismo, como nos enseña el materialismo dialéctico, en momentos de extrema agudización  de la lucha entre los dos aspectos de una contradicción, se produce el salto, el cambio cualitativo. En relación al tema que abordamos, podemos entenderlo de dos maneras: Uno, en el sentido de que, desencadenada la explosión, la materia implicada entra a un proceso de organización cualitativamente diferente al estado del que procede; y, dos, en el sentido que señala Engels: “la desintegración de la materia llega a un límite en que la atracción se trueca en repulsión y,  a la inversa…”  Esto último no tendría por qué sorprender a alguien, ya que lo vemos en muchísimos procesos naturales y sociales, como en la transformación de una partícula en otra de carga contraria, o de una clase dominada en dominante, y, en el big bang, el cambio en el predominio de la atracción por la repulsión.


La contradicción en el megacosmos: atracción-repulsión

Como hemos expuesto, el proceso del megacosmos está motorizado por la contradicción atracción-repulsión, considerando a estos dos aspectos de la contradicción como simples formas de movimiento.
Todo lo anterior nos lleva a reafirmarnos en el gran principio del materialismo dialéctico, de que la contradicción es la ley fundamental única de la incesante transformación de la materia eterna. Es necesario manifestarlo en momentos como los actuales en que se difunde la supuesta caducidad de la más alta ciencia social y pregonan la supuesta “muerte del materialismo” y de la dialéctica, y enarbolan posiciones idealistas y metafísicas, que nada tienen que ver con la ciencia, para defender la explotación y opresión que pesan sobre los pueblos y naciones del mundo.
Asimismo, consideramos sustantivo volver a las  fuentes mismas de quienes establecieron y desarrollaron la más alta ciencia social, para defenderla y alumbrarnos con ella para encontrar la solución a los problemas nuevos que tiene el pueblo en la sociedad y frente a la naturaleza. Por tal razón, concluimos con algunas palabras de Engels:

[…] atracción y repulsión son tan inseparables la una de la otra como lo positivo y lo negativo, razón por la cual podemos ya predecir, partiendo de la dialéctica, que la verdadera teoría  de la materia asignará a la repulsión un lugar tan importante como  a la atracción y que una teoría de la materia basada simplemente en la atracción es falsa, insuficiente, a medias.

Y concluye:

Hemos retornado así, a la concepción de los grandes fundadores de la filosofía griega, según la cual la naturaleza toda, desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde el grano de arena hasta el sol, desde el protozoo hasta el hombre, se halla, existe en perenne proceso de nacimiento y extinción, en flujo incesante, en un estado continuo de movimiento y cambio. Pero con una diferencia esencial, y es que lo que para los griegos sólo era una intuición genial constituye para nosotros el resultado de una investigación rigurosamente científica y experimental, razón por la cual cobra una forma mucho más definida y clara.


                                                          
Walter Vargas Cárdenas.
                                                                      

Referencias:


 
·  Martin Rees: Antes del principio.
·  Davies- Gribbin:   Los mitos de la materia.
·  Stephen Hawking: Historia del tiempo.
·  Carl Sagan: Cosmos.
·  Isaac Asimov: El Universo.
·  George Thomson: Los primeros filósofos.
·  Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza.

 



lunes, 6 de diciembre de 2010

MARIO VARGAS Y EL NOBEL DE LITERATURA


MARIO VARGAS Y EL NOBEL DE LITERATURA

                La algarabía suscitada en ciertos sectores de la sociedad peruana, incluidas las pretensiones del Poder de arrimarse al premiado en este reconocimiento, arrogándose la representatividad de todo el Perú, son algunas muestras de lo que sucedió a la premiación del Nobel de literatura 2010.
                Todavía queda pendiente el uso mediático y político que se hará de la llegada del premiado al país, pero es necesario anotar que el premio es un reconocimiento a uno de los mejores defensores del sistema imperialista. Asimismo, señalar que es una premiación literaria con fuerte componente político. El propio Vargas lo reconoce en una entrevista televisiva, cuando le preguntan si la premiación  sería por sus planteamientos políticos,  y él responde: bienvenido sea.
                Un hecho sintomático que nos ayuda a comprender esta premiación  es el antecedente de la concesión del Nobel de la paz a B. Obama, siendo este cabeza del imperialismo. Es decir, primero premian por la paz al representante de la superpotencia imperialista, guerrerista y gendarme mundial, y luego a uno de sus literatos.
                Mario Vargas Llosa, no es un escritor genial, pero no podemos negar su disciplinada dedicación a la literatura. Cuyos resultados más altos lo constatamos  en la primera etapa de su producción, aquella de La ciudad y los perros hasta Conversación en la Catedral, cuando políticamente especulaba con el socialismo y trataba temas netamente peruanos. Luego pasa a desenvolver una lucha frontal  contra toda lucha del pueblo, motejándola de barbarie y fanatismo, auspiciando el sistema imperialista como el mejor de todos y supuesto símbolo del progreso.
                Además, tengamos en cuenta que su producción es prolífica, abarcando la novela, el ensayo, el teatro, el  periodismo, la difusión cultural, sin olvidar su eficiente manejo mediático que le permite mantenerse siempre en las portadas y los titulares de los medios de comunicación masivos.
                Su actuación política, como en los sucesos de Uchuraccay, y las posiciones que divulga en sus obras ameritan el rechazo y combate frontal de los escritores del campo del pueblo, más aún ahora que su palabra literaria cobra mayor prestigio.




sábado, 4 de diciembre de 2010

CENTENARIO (1910 - 2010). FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS



Con motivo del centenario de Francisco Izquierdo Ríos se desarrollaron diversas actividades y eventos culturales. Asimismo se presentaron una serie de estudios y ensayos que dieron cuenta de toda su obra y vida. A continuación damos a conocer un apretado resumen de una de las mejores ponencias que tuvimos oportunidad de escuchar.

FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS

"...cuando desde cualquier edificio descubría
 el ceniciento edificio del Ministerio de Educación Pública,
pensaba:'he ahí el panteón de las esperanzas de los maestros'".

"...En medio de esta lluviosa oscuridad, ya
clarea el alba y están cantando los gallos del
futuro...¡los gallos del futuro!".

"Mateo Paiva, el Maestro".

SINOPSIS BIOGRÁFICA
  • Nació el 21 de junio de 1910 en Saposoa, provincia de Huallaga, departamento de San Martín.
  • Entre 1917 y 1920 inicia sus estudios de educación primaria en Saposoa.
  • Entre 1921 y 1922 culmina su educación primaria en Moyobamba.
  • Entre 1923 y 1927 realiza sus estudios secundarios en Moyobamba.
  • Entre 1928 y 1930 estudia para ser normalista en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones de Lima, graduándose como Maestro de Segundo Grado.
  • En dicho periodo colabora con José Carlos Mariátegui en el dictado de cursos de cultura general en los sindicatos de obreros de Lima y Ate.
  • En 1931, a la edad de 22 años, inicia en Soritor su labor docente y después ejerce cargo administrativo como Director y Comisionado Escolar en Moyobamba; labores docente y administrativa que continúa realizándola en otros pueblos de la selva y de la sierra hasta 1942, por los continuos traslados de que es objeto por su actitud cuestionadora no sólo del sistema educativo, sino de una serie de injusticias que hay en cada pueblo, al extremo que incluso es apresado en la Colonia Penal de "El Sepa" por sus actitudes de rebeldía. Entre 1943 y 1964 trabaja como Director en la Escuela Primaria de Bellavista, Callao.
  • Simultáneamente, en 1947, con J.M. Arguedas, y después entre 1963 y 1973 trabaja en la Casa de la Cultura (hoy INC), donde realiza labor cultural importante.
  • En 1977, es miembro del Jurado del Concurso Literario "Casa de las Américas" (Cuba).
  • Siendo Presidente de la ANEA, deja de existir el 30 de junio de 1981.
  • Dejó tres hijos: Elsa Izquierdo Hernández, Vladimiro Izquierdo López y Francisco Izquierdo López (nuestro igualmente querido y recordado Panchito, extraordinario artista plástico). Y un cuarto llamado Eduardo.
  • Fanny Palacios Izquierdo, hija de Elsa y nieta de Francisco Izquierdo Ríos, es la que, junto con su esposo Bruno Portuguéz (ambos también pintores talentosos) y otros miembros de la Asociación Cultural "Francisco Izquierdo Ríos" está organizando en estrecha coordinación con la Derrama Magisterial, el presente Acto Cultural de Homenaje a  Francisco Izquierdo Ríos, por el Centenario de su natalicio.
FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS - OBRAS:
  • 1936, "Sachapuyas", poemas.
  • 1939, "Ance y Selva", relatos.
  • 1942, "Trocha", revista.
  • 1943, "Tierra Peruana", cuentos y poemas para niños.
  • 1946, "Tierras del Alba", relatos.
  • 1946, "Diez charlas sobre folklore", recopilación.
  • 1947, "Mitos, leyendas y cuentos peruanos", en colaboración con J.M. Arguedas, recopilación de relatos de alumnos.
  • 1949, "Selva y otros cuentos"
  • 1949, "Vallejo y su tierra", ensayo.
  • 1950, "Cuentos del Tío Doroteo"
  • 1950, "Días oscuros", novela.
  • 1950, "Noche y alba", novela.
  • 1952, "Papagayo, el amigo de los niños", cuentos.
  • 1952, "En la tierra de los árboles", novela.
  • 1957, "Gregorillo", novela.
  • 1959, "Maestros y niños", cuentos.
  • 1963, "El árbol blanco", cuentos.
  • 1964, "Mi aldea", pequeñas prosas.
  • 1965, "Los cuentos de Adán Torres"
  • 1965, "Gavicho", cuentos.
  • 1965, "El colibrí con cola de pavo real", cuentos.
  • 1967, "Sinti, el viborero", cuentos.
  • 1968, "Mateo Paiva, el maestro", novela.
  • 1969, "Cinco poetas y un novelista", ensayo.
  • 1969, "La literatura infantil en el Perú", ensayo.
  • 1970, "Cultura y Pueblo", revista.
  • 1970, "Muyuna", novela.
  • 1971, "Belén", novela.
  • 1975, "Pueblo y bosque", literatura oral, y autobiografía.
  • 1975, "Llueve en Iquitos", novela.
  • 1978, "Voyá", cuentos, etc.
                                                                                                             Alejandro Melgar



CIENCIA







ACERCA DEL CARÁCTER HISTÓRICO Y RELATIVO DEL CONOCIMIENTO.
UN EJEMPLO DE LA FÍSICA


Heráclito (siglo VI-V a.n.e.), filósofo materialista y dialéctico espontáneo griego, sostiene: “El cosmos, el mismo para todos, no ha sido creado ni por los dioses ni por los hombres sino que siempre fue, es y será fuego viviente, que se enciende según medidas y se extingue según medidas.” Formulación sin base científica, pues la ciencia daba recién sus primeros pasos, que sostiene la constancia y eternidad de la materia en automovimiento.
            En el siglo XVIII, la producción capitalista en desarrollo requería el manejo de la combustión y de la oxidación de algunos materiales como el hierro. Lavoisier no fue el primero en estudiarlos, pero sí el que contó con los medios técnicos para medirlos con la precisión requerida y comprobar que el peso total de los materiales que intervenían en dichos procesos se mantenía constante, aunque habían variado los compuestos. Por ejemplo, al analizar un tozo de madera transformado en ceniza por combustión, comprobó que si bien la ceniza pesaba menos que la madera, el peso de los gases liberados en este proceso compensaba la diferencia. De sus experimentos científicos extrajo la ley de que la materia no se crea ni se destruye, sino solo se transforma. Esta es la ley de la conservación de la materia, entendida como masa, una forma de la materia. Así se da un primer salto en el conocimiento científico de la ley de conservación de la materia.
            Las necesidades de la producción en el siglo XIX, especialmente el uso del vapor y la mecanización mayor de la industria, con la tecnología involucrada, dieron la base para que James Joule, en 1847, descubra la equivalencia entre el trabajo y el calor: el trabajo se transforma en una cantidad equivalente de calor, y viceversa. Inmediatamente después, Helmholtz generaliza este descubrimiento a las diversas formas de energía, y formula la ley de conservación de la energía: la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma o transfiere; o en su formulación más simple: la energía total del universo se mantiene constante.
Engels Concluye que con esta ley “la unidad de todo el movimiento en la naturaleza ahora ya no es una afirmación filosófica [como en Heráclito], sino un hecho científico-natural” (Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana). Lo que implicó profundización en el conocimiento de la realidad material.
            De esta manera, se entra al siglo XX con dos leyes de conservación: de la “materia” (en su forma de masa) y de la energía. Pero este conocimiento resultó relativo.
            En el último tercio del siglo XIX se desarrolla la producción a niveles no alcanzados antes, así como la tecnología necesaria, y se gesta el imperialismo. En este contexto histórico se descubren nuevas realidades materiales que dan base para el desarrollo de la ciencia. En 1905, Einstein descubre, derivada de su teoría de la relatividad, la equivalencia entre masa y energía: la masa puede convertirse en su equivalente en energía, y ésta en masa. Así llega a una nueva formulación de la ley de la conservación de la energía: unifica la masa y la energía como formas de la materia. Esta ley implica un salto en el conocimiento, un mayor nivel de generalización, que explica fenómenos  nuevos, como los que se producen en los átomos y en su interior.
            Visto el proceso seguido por esta ley, resulta evidente que lo que fue valedero para las necesidades de la producción en los siglos XVIII y XIX dejó de serlo en los inicios del siglo XX. Derivado del proceso productivo, el conocimiento científico se profundizó, descubriéndose una ley de mayor generalidad que otorga mayor capacidad de transformación de la naturaleza.
            Ahora, esta formulación de la ley de conservación de la energía, ¿se mantendrá invariable, como verdad absoluta? La ciencia estudia las leyes de la realidad material y se sustenta en la experimentación, en la práctica que es prueba de verdad. Al concretar este estudio, los científicos toman solo una parte de la materia; no puede ser de otra manera. En el caso que abordamos, primero fue la masa, después la energía y, posteriormente, Einstein unifica las dos anteriores e incluye nuevas formas de la materia. Pero la realidad material es inagotable en cantidad y calidad, y el hombre solo conoce una parte de ésta, la parte más cercana, la que nos permiten los medios generados por un determinado momento del desarrollo histórico de la sociedad. Además, la sociedad se desarrolla por el impulso de las fuerzas nuevas y permitirá el descubrimiento de nuevas formas de la materia, que actualmente ni imaginamos, y generará el desarrollo de esta ley, alcanzando mayor generalidad y profundidad, incorporando lo ya conocido a las nuevas realidades.
            En conclusión, el conocimiento es cada día más amplio y profundo; a la vez sabemos que muchas cosas más nos falta conocer, y habrá muchas más porque la materia es infinita y está en constante transformación; en tanto que la mente del hombre no es sino una pequeña pero maravillosa creación de la materia, por lo que jamás podrá conocer todas las leyes que rigen el movimiento de la materia ni llegar a verdades absolutas, completas, inalterables. Pero lo que conozca en un momento histórico determinado le permitirá resolver sus necesidades de producción y transformar la realidad.


Walter Vargas Cárdenas