lunes, 27 de diciembre de 2010

ALGO MÁS SOBRE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS


En una de las actividades por el Centenario de Francisco Izquierdo se nos alcanzó a todos los asistentes el siguiente testimonio que nos parece pertinente compartirlo con todos nuestros lectores.

HOMENAJE AL INSIGNE MAESTRO Y ESCRITOR

FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS
1910 – 1981

Inauguración solemne del Colegio Nacional que lleva su nombre

“Que, es función del Ministerio del Ramo, laurear a los personajes ilustres ya fallecidos, que hayan contribuido al desarrollo y progreso de la Educación, Ciencias y Cultura del Païs.– Estando a lo informado por la Unidad de Desarrollo Institucional; y de conformidad con lo dispuesto por la R.S. Nº 008-76-ED, D.S. Nº 001-82-ED, Ley Nº 23384, Art. 64º y D.S. Nº 047-82-ED.– SE RESUELVE: 1º DESIGNAR con el nombre de “FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS” al Colegio N 5022 del ámbito del NEC-02/DEC, jurisdicción del Callao. 21 de abril de 1983”.

FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS, MAESTRO Y ESCRITOR

            Francisco Izquierdo Ríos nació en Saposoa, apacible y soledoso pueblo de la Ceja de Selva del Departamento de San Martín, el 29 de agosto de 1910.
            Fue maestro y escritor de acendrada vocación. Como tal, trabajó en las tres regiones geográficas del país, compenetrándose de la múltiple y compleja realidad nacional que marcó definitivamente su obra de forjador de conciencias y de creador de universos literarios donde los personajes son raigalmente telúricos, en la medida humana del propio escritor.
            Arraigado con la misma fuerza que su vocación literaria a su condición de maestro, consubstancial al magisterio creativo, residió durante 40 años en Bellavista, Callao, mirando al mar con la nostalgia honda de su Amazonía. Aquí, en Bellavista fue a lo largo de 20 años Director del Colegio Nocturno para adultos “Patricio Sabogal” de La Perla.
            Dedicó también muchos años de su vida a la administración pública, en el ramo educativo, desempeñándose como Jefe de la Sección de Folklore del Ministerio –sección que él creó– y que bajo su impulso y su compromiso con la cultura popular recogió el valioso legado del saber del pueblo de las tres regiones del país, movilizando con su inquebrantable optimismo a alumnos y maestros de todo el territorio nacional. Fruto de esta cruzada en la búsqueda de nuestras fuentes y raíces es el hermoso libro titulado Mitos, leyendas y cuentos peruanos.
            Fue también fundador de la Casa de la Cultura del Perú y su Jefe de Publicaciones, animando las revistas “Cultura y Pueblo” y “Revista Peruana de Cultura” que, en su momento, marcaron una perspectiva y un enfoque de búsqueda de nuestra identidad nacional. Asimismo, desempeñó el cargo de Director de la Editorial del Instituto Nacional de Cultura, hasta 1973, año en que cesó con más de cuarenta años de servicio al Estado.
            Ocupó la Presidencia de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas ¿ANEA?, institución a la que supo infundir nuevos brios y una decidida opción de compromiso por una cultura auténticamente popular y nacional.
            Francisco Izqui9erdo Ríos también fue periodista sagaz y enterado que utilizó esta poderosa arma notablemente, al servicio de sus ideales.
            La obra literaria de Francisco Izquierdo Ríos es vasta, densa y caudalosa como los ríos de su Selva y ha sido reconocida con múltiples distinciones y premios tanto en el país y el extranjero.
            Fue destacado propulsor de la literatura infantil con motivos peruanos, preocupándose profundamente por nuestros niños y dedicándoles bellísimas páginas que ya se encuentran en importantes antologías. Destacan sus novelas: Días Oscuros, traducida al portugués, Mateo Paiva, el Maestro, Belén, Gregorillo; los libros de cuentos: El árbol blanco, con el que obtuvo el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en 1963; El colibrí con cola de pavo real; las novelas cortas: Muyuna, Gavicho, premiada por la Editorial Doncel, Madrid, España; los volúmenes de cuentos: Sinti, el viborero, Cuentos de Adán Torres, Voyá, En la tierra de los árboles; Mi aldea, poemas; y los ensayos: La literatura infantil en el Perú, César Vallejo y su tierra, y Pueblo y Bosque.
            Este hombre de modales poco convencionales, tenía la sencillez de un niño que atesora la vida en su expresión más simple. Por eso mismo era modesto y sencillo y sin límites como en el trabajo al que se entregaba con pasión. Un hombre así, tenía que hacer del amistad un culto  y de la fraternidad una fe. De ahí que su vida fue un inmenso árbol que cobijó a sus amigos, cuyas penas y alegrías compartió ardientemente.
            Un maestro, un escritor, un hombre así, no puede morir. Porque como dice el poeta, Francisco Izquierdo Ríos “sólo se ha transformado”.

Olga López de Izquierdo

Bellavista, Julio de 1983

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